31/3/12

-cida

Para O. C.

Tevoy a matar

Gelman

Muerte al perro

Julio Cortázar


Todos tenemos una pequeña cucaracha en nuestras vidas. Y no hablo de la imagen kafkiana sino en sentido literal. Todos tenemos una pequeña y despreciable cucaracha en nuestras vidas. La mía no me deja dormir en paz. Miento. Sí puedo dormir, pero me provoca sueños recurrentes. Una especie de deseo homicida.

Pero no, no es una cucaracha: es un escarabajo pelotero, ¡eso! Un maldito escarabajo pelotero que se piensa algo más.


A este bicho absurdo no lo quiere ni su madre. Supongo que por eso se refugia en la cocina: lo corrieron del estiercol donde habitaba y, la benevolencia de un ángel, le dio tremenda acogida. Bien dicen que Dios sí se compadece de las creaturas más insignificantes y lastímeras. ¿Y vos qué hacés? Picar la mano que te cuida. No, eso no se hace. Eso, especialmente donde estás, es traición a lo marica y eso lo pagan caro los de-tu-calaña. Y la pagarás, me/nos la pagarás.


I can break every little bone of your tiny stupid head. You, fucking junkie; ya goddamn' bastard. No hay de otra. Tenés que irte. No pertenecés acá, ¿no lo ves? Vivís gratuitamente de compasiones. Sos un simulacro baratísimo. Sos apenas un simulacro de insecto. Y te debo erradicar/Y te debo erradicar


Me entero de una más. Me entero de algo más, pretérito remoto o reciente, y, lo juro, irá al hoyo, a algún puto hoyo (físico o metafísico, no importa: el punto es terminarlo en ese jodido agujero, orillarlo al arrepentimiento, dejarlo al borde del abismo, de la pinche muerte, de esa muerte bien pinche). No, no necesito otra más. Con las que sé me bastan.


Sí, es una provocación directa. Estoy cantando un tiro. Es una amenaza. Es una promesa. Es un juramento de mala película samurai. Sí. Sí. Sí. Es todo eso y también es la certeza de una bala entre los ojos, una bala con su nombre, con su puto nombre. “Te voy a matar”. “Te voy a matar”[, pendejo,] “te voy a matar”.

No importa. Si te topo en la calle, si te noto cerca, si te aproximás siquiera un poco a mí o a los míos... No importa. Más te vale irte yendo a chingar a tu puta madre a otro lado, ¿me entendés, zoquete? I'm gonna kick your ass out of here. When you're ready, sucker, I have my guns and my guts: I'm gonna take ya out of this town, of this life. Say day, say place.

25/3/12

X ENELL


Décimo encuentro nacional de estudiantes de lengua y literatura. Será realizado en Tijuana, México. Tijuana. Ciudad fronteriza que colinda con el norte. Ciudad con mala reputación en estas fechas (Marzo de 2012). Hace un par de años se declaró la guerra contra el narcotráfico en este país; una guerra que ya ha dejado más de 50,000 muertos (y esta cifra sólo es simbólica, es como decir los 300 conejos o los 700 samurais: en realidad quiere decir “un chingo, un putemadral, cantidad incontabilizada e incontable). Gran parte de esos cadáveres que a nadie interesan eran jóvenes, estudiantes o trabajadores; algunos culpables (no lo dudo), otros inocentes que corrieron con la mala fortuna de estar en el momento y lugar menos adecuados.

Un congreso de estudiantes parece más un letrero de “comida gratis para lobos aquí”. Lo sé. Cada congreso en cada lugar de la república tiene ese matiz de espectacular trampa, de meterse uno mismo estúpidamente en la jaula para ser devorado.

Pero, los puntos extra: Tijuana, ciudad fronteriza, ciudad al norte, ciudad conocida por los índices de violencia; perteneciente a la región donde uno ubica los pleitos más graves entre los carteles de la droga y el régimen que despilfarra su violencia mal administrada. Dicen que hay seguridad buena para el congreso (ajá, ¿y los hoteles, hostales y demás?): nunca faltan las crónicas de aquellos que duermen bajo la cama y con el colchón cubriéndoles por si alguna bala perdida encuentra rumbo por la ventana, nunca faltan las denuncias por violaciones, por secuestro, por trata de blancas, por esclavización, por... por la hydra ansiosa de plata, de violencia y de sexo.

Conozco a una poeta que va a la frontera a alfabetizar: ella sabe mejor que yo de lo que hablo. Pero también, ella es una estúpida: ¡arriesgarse así!

Una conejita linda quiere ir para allá. Seguramente todos le dirán que será una gran experiencia. Of course, if she's back alive. Yo soy un cobarde. Sí. Lo soy. No iría a TJ sin mi arma (soy un buen latinoamericano y necesito mi arma para afrontar los peligros): lástima que en el avión y en el bus a uno le impidan subir su arsenal (porque eso sí, somos legales, no tenemos otro medio que jodernos a la desprotección, la interperie del Dios Azar y que no nos toque chingarnos).


Yo fui a Mérida hace tiempo, igualmente un congreso. Poco después me enteré que la propaganda turística era para no perder ese mercado internacional, aunque la cosa estaba bien pinche fea. Aún sin saberlo, no caminaba por las calles confiado, no me sentía a salvo, me sentía peor aún: exhibido como un fuereño (con mi ropa, mi acento o su ausencia según me han dicho varias veces); la presa fácil, la perpetua presa fácil.

Un sujeto, durante un recorrido hacia Progreso, se nos pegó en el camino. Nunca entendimos muy bien de qué hablaba; al parecer sólo buscaba la terminal. Lo encaminamos por no-sé-qué-motivo. Yo me quedé charlando con él durante el recorrido. Frases ininteligibles. Seguramente no hablaba español o su dicción era pésima. Soltó una frase; mi “buena fe” me hace dudar de lo dicho, pero lo que captó mi cebero tensó todo mi cuerpo. “Soy Zeta”.

Quizá quiso decir otra cosa. Espero que hubiera querido decir otra cosa. Que esa frase fuera sólo parte de mi imaginación, de mi maldita paranoia. Tensé mis manos, mi primer instinto era golpearlo hasta la muerte, hacerlo desertar a fuerza de chingadasos, hacerlo añicos y hacerle un bien a la sociedad: otro idiota menos. Estoy consciente que la gente de escasísimos/nulos recursos se ve en la necesidad de adquirir para la comida de cualquier forma, que por eso el crimen organizado tiene tanta fuerza: un país sin oportunidades orilla su población a la ilegalidad. Sin embargo, el lavado cerebral funciona. Sin embargo, uno no piensa eso. La otredad es secundaria cuando uno siente en peligro su vida, sus intereses, a los suyos.

Me contuve: tampoco tenía la certeza de ganarle en una pelea ni de que realmente hubiesen sido esas dos palabras las que su boca profirió. Llegamos a la terminal, nos deshicimos de él con ciertas dificultades (una especie de insistencia para aferrarse a nosotros) y rechazamos un dinero que sólo él sabe cómo quedó empanizado de arena.


Cierta conejita tierna quiere ir para Tijuana. No puedo detenerla. Si quiere dar ese salto, lo dará. Pero lloro de angustia. Por primera vez en mucho tiempo siento pánico. Miedo aberrante, sí, a no volver a verla, a descubrir pocos días después que ha desaparecido, a que no conteste su celular durante un día y pensar ya lo peor. Tiene sus tours turísticos acomodados con cada amigo en el interior de la república. ¡Genial! ¡Yo quisiera ser tan sociable! Pero si saldré a un viaje con la certeza de que existe un 70% de probabilidad es de morir... ¡Perfecto! Soy suicida, pero eso mismo “suicida”, carajo: no pienso morir a manos de otro imbécil; además, no me certifican que realmente moriré y no terminaré en otra vida peor.

Pues eso mismo le digo: hay cosas peores que regresar sin un brazo, sin una pierna o en el ataud. Hay cosas por mucho peores que esa (más, cuando se trata de violentos apoderados de ideología ultramachista).

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Imagen tomada de http://codinghorror.typepad.com/.a/6a0120a85dcdae970b0120a86dd099970b-pi

All you (do not) need is love by Insect Killers


I'm ready for everything but that scent

Sin City


I. Turbo Lover by Judas Priest

Uno debe comenzar por admitir los vicios personales; por ejemplo, el mío recae invariablemente en el voyerismo”.

Ese idiota había sacado la carta indispensable. Salimos tarde hoy, viernes, y decidimos beber hasta la guacareada y más allá. Después de dos cervezas, mi amigo se me antojaba imbecilísimo: dos minas buenas (en toda la extensión de la palabra) habían insistido en acompañarnos, a nosotros, los Poetas del instituto. No cabe duda: la moda hipster beneficia a los nerdos. Para ser atractivo en estos lares no se requiere demasiado: llevar la bandera de izquierda, decir que uno escribe (aunque uno no publique ni en blogspot), que a uno le encanta el jazz y la pintura, despotricar contra el mal sistema educativo, dejarse el cabello largo y usar gafas (mejor aún si la miopía no es fingida). Por fortuna, los dos reuníamos las características precisas.

... voyerismo”.

Voyerismo, ¡qué raro suena esa palabra! Vo-ye-ris-mo (decila con acento argentino, che, suena mucho más delicioso ese “ye” y la ese aspirada hasta parece un breve ahogo, como si decirla ocasionara inevitablemente un orcasmo en el paladar, una palabra que te hace terminar y trae breve charla postcoital en la última sílaba: “mo”, “mo”re? Yes, more and more and more and...).

Ya sé lo que esa frase significa: terminaré en otro video haciendo un cuarteto. «Material de análisis para relaciones interpersonales entre dos o más personas completamente ellas mismas, como las echaron al mundo pues, para ver cómo se relacionan en esto que dicen que es lo que nos quedó tras perder el paraíso». Sí, che, te lo compro (dame dos); como sea, pasalo que según vos debemos admitir los vicios, ¿no? Ambos sabemos que en realidad es material para otros análisis de índole táctil para no perder la costumbre ni la certeza de que uno mismo se basta para estos menesteres en urgencias extremas.


Vamos hacia “el depa”, un piso rentado que amueblamos antiminimalístamente (para vernos nada mainstream); una especie de galería. Todas las piezas exhibidas consistían en “arte reciclado”: chatarra que se sueña/finge arte. El colmo del ornamento: colillas de cigarros desperdigadas por doquier «Es un performance doiéstico, tío». ¿No me digás? «Somos los nuevos psicólogos de conducta social, boludo, no te pongás así».

Las dos chicas hablan con él. Yo camino detrás del grupo como un espectro al que jalan; un íncubo, juguete de Caín y anexadas para su ritual de fertilidad. No miré el calendario por pavor de ver la fecha 30 de Abril y confirmar otros temores: ser realmente un diablo vulgar que (según la tibia labia de la RAE) tiene comercio con mujer. (Hasta los demonios tenían limitado su accionar, ¿por qué no súcubos lésbicos? ¿Por qué no íncubos gays? Hasta de los ínferos se hizo un lugar sexista).

Llegamos”.

¡Ya era hora!

Después de esta caminada tendrás que volver a convencernos.

Tranquilas, niñas, tengo un par de ideas”.

Ya me sabía la rutina: a la más agotada le daría un masaje de pies (fetiche ineludible tanto para quien lo da como para quien lo recibe) mientras la otra observaría disimuladamente entre trago y trago de vino tinto (tiene que ser vino tinto, del barato, pero tinto). En realidad, no había que reconvencer: cuando se llega a la puerta con intenciones de cruzarla, se ha llegado al punto sin retorno; si lo cruzan, lo demás será coreografía, afán lúdico.

Los condones” dice y pienso al unísono que mi colega. Los malditos condones. Nos gastamos la guita en las bebidas, pagamos cuentas hace poco y la despensa necesitaba un refill. Rezamos (los cuatro) porque haya un par en alguna alcoba.

¡Bendito Dios!” (aunque uno sea ateo). Hallé una caja de doce a la mitad. Al menos para tres horas bastarían. Aunque, seamos honestos (recuerden, hay que admitir nuestros vicios): con las copas encima y con el cuerpo que se cargan estas dos, será un milagro no tener que recurrir (al unísono para no romper costumbre) a la frase “Juro que es la primera vez que me pasa, dame un par de minutos”. Hasta Night Owl y Silk Spectre se reirían.


II. Lover Man by Charlie Parker

No. Carajo, no. No me quités la camisa aún. Mierda. ¿Por qué ese jodido afán de lamer mi oreja? ¿Qué pitos te ha hecho mi oreja para que la tratés así?

Leves gimoteos al oído. Mi soundtrack es una mala película porno.

Tengo la mala costumbre de ver la videograbadora cada quince minutos (está documentado en nuestra in-ves-ti-ga-ción).

Toco su boca, con dos dedos toco el borde de su boca voy dibujándola hasta que... abre su boca y de a poco engulle las uñas... No. Simplemente no. No en escala Farenheit. No en escala Kelvin.

«Los humanos son sencillos. Mirá. Hoy invitamos a un par de tíos y nos los tiramos frente a la cam. Mañana levantamos a dos minas (una colega y la otra no). Pasado mañana pillamos a dos primas (completas desconocidas para nosotros). Al día siguiente a una pareja curiosa (hetero o bisexual). Este es un país de malcogidos, ¿no lo ves? Todos y cada uno de ellos son unos malcogidos; por ende (aunque no necesariamente) son malcogedores». ¿Cuánta razón tiene ese hijo de puta? «El sexo se equipara a la muerte desde Freud y, diga lo que digan sus detractores, eso es inegable. Bataille lo confirma: el inicio de la vida y su final poseen la misma característica básica, el dolor suprahumano. Nosotros aún no somos malcogedores aunque nos han tocado malas experiencias, ¿que no? Pero así, de a poco en poquito se va cambiando el universo: una pareja de cópula (mínimo) por día». No pugna por la liberación sexual: este hippie quiere la revolución como ETS.


III. Pequeñas cosas by Willie González

Quiere un cunnilingus. Accedo. En realidad me encanta esa parte: nunca lo esperan, nunca lo piden, sólo miran con ojos encendidos que reclaman la misma atención que ellas han tenido minutos antes; además tiene ventajas fisiológicas y sensitivas: ellas llegan múltiples veces y uno puede volverse Ulises regresando a Ítaca infinitamente.

Su vientre sabe a pan (ya había probado uno así antes), pero su sexo... No. No puede ser. Nunca.

Willie González resuena en mi cabeza: “No es casualidad que tú y yo nos encontremos”. “Dios no juega a los dados”. Y quiero morir en su piel, quiero morir en su piel que no es la piel que debería ser, pero huele igual (¿Por qué no volverse Jean Baptiste Grenouille?). Su cuerpo (no el que tengo debajo, sino el otro) me dice “no podrás escapar de mi”. Yo digo que no importa mientras tenga ese cuerpo de seda. Su boca en mi boca, su pecho en mi pecho, amarnos sin freno. Veo su cara (por primera vez desde que nos desnudamos). “Hazme olvidarla, por favor, hazme olvidarla” susurro “hazme sentir que no es la única mujer”. Ella no entiende. Pobre. Nunca entendería, ¿para qué explicarle? Si Eddie Santiago ya pone en mi boca la frase definitiva: “devórame otra vez”. – ¿Qué? “Ven, devórame otra vez, que la boca me sabe a tu cuerpo”. Ella no entiende pero hace. Y la dejo hacer.

Quiero saciarme otra vez de ella. “Déjame saciarme de ti” susurro sin querer. Ella entiende otra cosa. (No pilla, pobre, no puede). Acomoda su cuerpo. Somos el signo de cáncer.


IV. Fields Of Desolation (Outro) by Arch Enemy

Tenemos más material de filmación, digo, de investigación. Me agradecen la velada. Detesto eso: una vez leí que dar las gracias era como pagar con tarjeta de crédito por prostitución. I don't feel cheap.

Ella me mira. Nos volvemos a preguntar nombres. Doy mi pseudónimo de potencia sexual latinoamericana. Ella me responde aquel que pone en su credencial. Mariela.

El nombre lo explica todo. Mariela. Explica las ansías. Me permite saber por qué mi orgasmo supo a inconclusión perfecta. Por qué ese vientre sabía tan nuevo y tan conocido y especialmente explica el aroma tan suave (casi imperceptible) como era/como seguramente debió ser. Estúpidos amores pasados remotos y no tanto. Todos inconclusos, aún si se llegó a la alcoba. Siempre quedan inconclusos, perpetuamente inconclu...

Tenés razón, loco pervertido, claro que la tenés. Tras esta noche algo cambia: algo muere inevitablemente (y esperemos que nada nazca).

Che, me voy. Tengo cosas que hacer. Ahí nos vemos”.

Tenés razón, loco pervertido, claro que la tenés.

13/3/12

Bitácora aérea

Vista desde arriba, la ciudad parece un microchip. A mayor altura, las partes oscuras se tornan un lago poblado de pequeñas islas-microchip. Uno pensaría que desde más alto se pueden ver mejor las estrellas. No es cierto.

Viajo hacia el sur.
Estoy seguro que si las turbinas no hicieran ruido podría escuchar el bullicio citadino, como Superman orbitando la tierra. But I'm not a hero.

Sé que voy a cientos de kilómetros por hora. Quiero ir más rápido, viajar a velocidad supersónica, luego ir más rápido. Llegar a velocidad luz, entonces ir más rápido. Atravesar las eras que faltan en un segundo, después ir más rápido... Los dispositivos de presión, el material del vehículo, impiden que uno sienta la velocidad.
Recuerdo que una vez me subí a una Caribe, me abuelo pisó el pedal hasta llegar a noventa por hora; yo me sujeté del asiento temeroso por la velocidad. Hoy puedo conducir un auto a ciento veinte y no hay problema, puedo viajar en un avión a más de trescientos y no hay problema, puedo dirigir una nave a velocidad interestelar y no hay problema. No siento la velocidad y quiero/necesito sentirla para que en verdad no haya ningún problema.
Aprieto repetidamente el shuffle. Suena "Aces High" cover de Iron Maiden por Arch Enemy

Esto de viajar por las noches solo es muy curioso. Después de cierto tiempo uno deja de ver las luces; el único universo que existe reside dentro del avión. Afuera es un limbo, una negrura indefinible. Las luces parpadeantes de las alas forman la única frontera que delimita el aeroplano.

Me ofrecen algo de tomar. No sé si tenga que pagarlo después, no me han dado carta de precios ni me han pedido guita. Si no pago, será la primera cerveza que me invita una desconocida.

Una pantalla me indica que volamos sobre el Golfo de México, esa necesidad de saber dónde estamos e ignorar nuestro aquí y ahora. Me pregunto si seré el único que ha visto la nada a través de las ventanas y se siente en una adaptación del Infierno sartreano. Pongo "Ave Fénix" de Saratoga.

La pantalla muestra que la trayectoria del vuelo consiste en una simple línea recta. Así de fácil. Hasta las estaciones del metro tienen al menos una curva. Esa sensación de que a uno le mienten/Eso demuestra que las vías subterráneas del de efe son otra cosa, otro cosmos. Suena "Assassin" de Muse. El sujeto a mi lado juega en su tablet un shooter en primera persona. Se inclina hacia adelante: el asunto va en serio. Es un gamer, sin duda. Apenas logro hacer la relación entre la Roma de Muse y el sujeto: he's an assassin.

Mi novia fue a despedirme al aeropuerto. Ella lloraba, yo lloré. Las despedidas en vivo aún conservan todo su aplastamiento; la vida todavía no tiene su botón de reset ni disco para la reinstalación del sistema operativo. No es bueno ni malo, tiene sus pros y sus contras, sólo es.
Doy un trago, el olor de su sexo sigue pegado a mis manos. Lo disfruto. Dejo la mano pegada a mi nariz aun mientras escribo esto. Doy otro trago, el dolor de cabeza empieza a desaparecer. Pienso en si será mi primera vez que consumo alcohol en martes. Lo es. Hace siete años consumí licor en lunes e hice un examen perfecto; pero, era lunes, hoy es martes.

¿Habrá Wi-Fi en el infierno?

El epilogo: "Don't stop me now" de Queen. Tengo un buen presentimiento.