29/5/13

Nocturno Lunar


Para Luna


Una noche
toda llena
Tiempo exacto para obviar las luciérnagas fantásticas
         pegadas en el cielo
         con alfileres muy delgados

         Vos dormías
         triste y tierna
arropada en parco abrazo de guadaña clausurada
         y roncabas
         por ratos
con cansancio en el abdomen, en tu pecho y en tu espalda

         Una noche
         Esa noche
de marea apenumbrada
en que el viento mecía la casa entera
         sin embargo
         ocurría
poco a poco un óxido desgaste por la sal acumulada

         Y lloraste
         y lloramos
como niños abandonados a la suerte de las cloacas
         y reías
         y llorabas
alternando los gemidos con sonrisas volcánicas

         Noche ajenjo
         en infusión
Brebaje compartido entre bocas
         que no se besan
         que no se tocan
cuyo adiós almidonado desvía la trayectoria
a la izquierda                     //               a la derecha
para provocar una colisión harto ansiada
         o evitada
(es lo mismo en cierta forma:
un beso que no llega
es un beso y no es nada)

         Una noche
         toda llena:
hora armario de acumulador empecinado
en cachivaches de oro pero innecesarios
         tristemente
         despojados
de todo valor y todo peso:
recuerdos insistentes que no aguantan
         se caen
         se rompen
contra el suelo de una casa abandonada

         Una noche
         Esa noche
en que la Luna se fuga con sus lunares en la espalda
         y en el pecho
         y en la cara
         y en las piernas
eclipse definitivo y perpetuo
sol a todas horas
fuego sin aliento
una lengua escarlata con hambre funesta
         que corroe
         mas no mata
si matara más piadosa se viera

         Noche en fuga
         Tango en vela
canción acumulada entre guerras
         melodía
         diamantina
con tintes caribeños de lágrima certera

         Una noche
         Esa noche
         Esta noche
paseo sobre dos ruedas
compañía inoportuna de un voyerista
         Habitación
         entre tinieblas
florituras acrobáticas de sombras y quimeras
         lecho en llamas
         sangre cierta
bocas descarnadas famélicas
uñas desgarrando piel hasta arrancarse
         y el mal gusto
         (como siempre)
de un ritmo artificial, monótono y absurdo
         con voces pendejas
         tan pendejas
que más que sensuales o cachondas suenan muy pendejas
        
Una(s) noche(s)
         sabatina(s)
         saturnina(s)
par de reyes en mano y par de ases en la mesa
         y la apuesta
         sube y sube
full-in que se pierde por una carta funesta

         La cadena
         asfixiante
corrompida por la necesaria libertad
         Culpa lenta
         largo llanto
un puente aniquilado por tifón inmemorial
titánica piltrafa apocalíptica:
         Atlas cae
         Atlas cae:
héroe que ni es héroe ni se salva

         Selva inmune
         Luna roja
arcoíris de la noche que surca las mejillas de la liebre
         y el gato mira
         y el gato rasga
en la noche en que la Luna se le escapa de las garras

         Las luciérnagas
         marchitas
mueren lentamente al terciopelo reclavadas
         como cristos
         al recuerdo
del satélite vital y su prisa nacarada
         su sueño sacro
         su cuerpo tibio
que se aleja de la órbita ancestral

         Luna viva
         Luna libre:
gatos callejeros que no aguantan y se matan
suicidio felino en masa
         ronroneos
         agotados
cuerpos ágiles yermos al lado del camino

         Una noche
         Esta noche
Sangre seca en una cama recién usada
sangre fresca entremezclada
infusión rubí que bebe el lecho
         obediente
         trague y trague
el elemento de las nupcias canceladas

         ¿Y el destino?
         ¿qué destino?
ya sin luna, ¿quedan astros?
Las luciérnagas han muerto
y en el cielo ya no hay mapa.

26/5/13

Gol I (Final Cruz Azul vs. América).


Tu presencia (conmigo)
como un gol de campeonato
el tanto necesario que me ponga en la final:
anotación digna de la copa.

Tu presencia (en otro lado)
como un gol de campeonato
que me ponga el marcador en contra
y me obligue a remontar.

Diferencia de puntos
partidos ganados/empatados/perdidos
goles que suman
goles que restan
y el global pone mala pinta
porque estás/porque no estás.

Tiempos extra:
prolongación de la esperanza
(o de la agonía, que es lo mismo):
tiros de esquina que no entran
regates que sencillos que se pierden
centros venenosos
con remates apenas desviados

Esperar la tanda de penales
y que aparezcás entre la grada
para anotar el que me corresponde
para fallar abruptamente.

18/5/13

Shadow Link 2

 
Encender la consola. Pantalla en negro: Logo //Nintendo 64// que se desvanece tenuemente. Ocarina de fondo: melodía de cuna. Presionar Start.

Fiesta de cumpleaños. Medio día. Un grupo de geeks parlotean sentados en el suelo mientras lanzan spells desde sus manos. Todo muy sano, miopemente sano.

Seleccionar partida. Tres minutos para llegar al único lago en el mapa de bits. Calzas tus botas de acero y cambias de indumentaria: una linda túnica azul que combina con el detalle de tus ojos.
Saltas al lago. Puerta cerrada. Switch activado. Las rejas ceden. Entras.
//Water Temple//

Noche. Ya se fueron dos insuficientes caguamas. “Hay que salir por más”. Otras dos botellas de cerveza que no alcanzan.

Te enteraste de ese calabozo por una revista y muchos comentarios emocionados y enfurecidos de tu primo:
//subir el nivel del agua// //bajar el nivel del agua//
emplear una ocarina (también azul) con una canción de cuna para manipular el líquido mortal.

La sala toma una consistencia espesa; su densidad desciende trago a trago.
Nuevamente sin alcohol. Añadir la falta de dinero.
“Un mezcal”
//Presionar Botón A: Aceptar//

Calabozo infinito. Faltan llaves. Sobran llaves. Los corazones no aguantan, laten apresurados y un beep en tu cabeza resuena.
Cuando por fin resuelves un par de puzles y una batalla de pacotilla, llegas a una cascada con escalones descendentes (bajan por fuerza de la corriente y caen a un precipicio). Consigues subir más por un error en la programación que por pericia con el mando (piensas). //Menú de pausa: Botella de poción roja a la mitad: sabe a sangre: sangre que recuperas//

Te acomodas en la silla y te ves preparar las bebidas. Una voz ajena (y tan parecida a la tuya) explica que el refresco de naranja que un Tang que salud que otra que la chingada.

La siguiente habitación tiene un espejo de agua. No sabes qué tan profundo es. Avanzas. Las botas de piel apenas se hunden: un charco espejo de agua cubre todo el suelo. Una islita en medio del blanco cegador que abarrota la pantalla. Tu reflejo sigue tus pasos en perfecta sincronía. Tocas tierra: sólo el espejo acuoso se interpone entre la puerta y tú. Avanzas.

A partir del quinto vaso de mezcal (a treinta pesos en un Seven), perder la cuenta. La jarra nuevamente está llena y esa voz ajena (y propia) entona un brindis más por cualquier estupidez.

Si miras bien la pantalla, verás que tu reflejo se fugó.  «Bug» (piensas). Puerta cerrada: debes indagar, en ese cuarto vacío, por un interruptor. Das media vuelta y colocas la cámara detrás de ti.
¿Otro vasito? Salud, wey, salud”. En la isla hay otra silueta. Corres hacia allá. Sorbo al mezcal –antes dulce, ahora amargo– «ya valió madres». Terminar de un trago el resto del fluido.

Tu sombra te confronta: ojos en rojo encendido; y su cuerpo: una silueta ceniza. Viste como tú, se mueve como tú. Desenvainas la espada/desenvaina la espada. Golpeas/golpea: choque metálico.

Está(s) en el baño. Ir a buscar(lo). De espaldas a la puerta, frente a la superficie reflejante, quizá lavándose las manos mientras observa las pupilas de sus ojos. Charlando con aquel del cristal.
“No hay bronca, pásale”
Tomar asiento en el frío azulejo y confesar que tienen una charla pendiente. Accede.
//¿Por qué?//
¿Por qué qué?”
Choque metálico simultáneo. Tratas de rodearlo inútilmente: emula tu carrera. Estocada/estocada. Choque de aceros: gemido propio, mano herida. El oscuro doble: intacto.
«¿Por qué ella? ¿por qué ahora? ¿por qué seguir?»
Tres golpes seguidos que fallas pero el reflejo, a fuerza de evasión y silencio, encaja.
“Por algo te eligió
Zoom-in al inodoro: ruido gutural: oscuridad: ardor: flush.
//Dos corazones para aguantar//
//Ce izquierdo para un ítem: arco con flecha: tiro fallido. Ce izquierdo otra vez: lo mismo//
Estocada. La figura negra: equilibrista sobre tu espada. Mira hacia abajo: estás completamente indefenso:
“Lo estás haciendo bien, wey. Todo lo estás tirando en el excusado, no estás haciendo batidero, muy decente. Tú sácalo”.
Recompones posición. Lo miras a sus ojos rubí.
«No entiendo, ¿por qué? ¿para qué? ¿cómo?»
//Presionar Start para poner pausa//
Cambias de utensilios: el arco, la ocarina y el gancho quedan resguardados y tomas el fuego de Din, las bombas y un martillo enorme. Sigues el consejo que algunos años atrás leíste en la misma pantalla, pero con imágenes en dos dimensiones y de menor calidad: //Si todo lo demás falla, usa fuego//.
//Presionar Start para reanudar//
//Fuego de Din// La cúpula de fuego que te rodea y se expande no toca al oponente. «Idiota».
Tu sombra ya no te emula, ahora lucha libremente. Aprovecha cualquier descuido para clavar su espada en tu cuerpo. “Por algo te eligió/Por algo te eligió/Por algo te eligió”. Medio corazón y ese beep intermitente.
La última llamarada que te permite tu barra de magia: aciertas: la silueta se va y regresa más lista, más rápida, más hábil. Medio corazón de resistencia.
«Bombas». Quedan apenas cinco (según indica el subíndice de la imagen). Las desperdicias todas torpemente.
//«No basta y lo sabés. Esas respuestas de manual no bastan, lo sabés. No las necesito, no me sirven. ¿Por qué, mierda, por qué?»//
Sacas el martillo dispuesto a destrozar. No podrás usar el escudo. No importa: a estas alturas, la muerte está más cerca y sólo queda atacar, ir al frente, aunque la cara siga pegada a la cerámica y esos grumos de ardor, provenientes de tus entrañas, no hayan terminado su evacuación.

Golpes acrobáticos. Ahora tú imitas al esgrimista circense, pero no puedes. Cada giro/brinco/voltereta te coloca en una posición de blanco fácil; apenas esquivas el asesinato.
Martillazo
«Imbécil». Tu cuerpo queda completamente expuesto. Nuevamente lo miras desde abajo.
“Esto es por tu bien”. Los ojos encendidos te dicen que no estás listo, te falta entrenamiento, recursos, aguante para la bebida y las nostalgias. Un par de dedos se encajan hasta tu campanilla para provocarte las arcadas necesarias que te quiten lo pálido y el alcohol inmetabolizable por tu hígado. Es inútil. Los músculos de la garganta, el abdomen, etcétera, ya están demasiado agotados (lo sabrás al día siguiente, cuando intentes reír y duela).

El algoritmo designa que, al morir, caigas de rodillas emitiendo un quejido gutural. Así te desplomas en medio de la sala. Te desmayas sobre tu pecho y cara. Suelo frío y líquido. La pantalla se oscurece.
//Game Over//


14/5/13

Shadow Link



Resulta muy difícil cuando el espejo lleva la contraria,
especialmente si es más rápido, más fuerte, más hábil
                                                                      //Estocada//
            Entonces uno duda
¿seré acaso yo el encerrado en el cristal?
¿seré acaso yo el simulacro de mí mismo?
//Estocada//
            (dolor agudo en el brazo herido)
Sonrisa duplicada sobre el cristal diamantino
            letargo inevitable
                                   //Estocada//
y luchar incansable/inútilmente
aunque los latidos se agoten de cuarto en cuarto
            //Estocada//
Ojos encendidos paralizantes que te miran desde arriba
despiadados hambrientos asesinos
                                               //Estocada//
Golpe definitivo
Permanencia del reflejo