Los
detectives salvajes.
Título irónico y doloroso por el adjetivo. Resulta una gran ironía
porque aquellos que fungen como “detectives” (los que buscan, no
saben qué, pero lo buscan con ahínco) tienen una cultura (si no
letrada, sí) libresca; hijos que la primer modernidad siempre quiso:
letrados, interesados en las artes y la cultura, con cierto afán
crítico de las corrientes estéticas de su época. Sin embargo, el
adjetivo “salvajes”, que puede tomarse de dos formas –“silvestre”
o “bárbaro”– se antepone a la cualidad “erudita” de los
personajes que parecen en la novela: son personas letradas en estado
silvestre o que viven en la barbarie, en otras palabras, encarnan la
distopía latinoamericana en la que devinieron todas las utopías que
intentaron germinar en es(t)e suelo.
La historia, desde el
principio, marca un referente claro: Ciudad Universitaria, la
Facultad de Filosofía y Letras. La historia inicia allí: pues
García Madero es invitado a formar parte de los real visceralistas
debido a un taller de poesía. Sin embargo, esto no apunta a que por
medio de la poiesis
que la lengua evoca todo surja. La poesía es un pretexto, todo arte:
un pretexto. Éste no puede guíar si quien lo crea no tiene rumbo y
esos artistas tienen una meta, mas nunca se aproximan, caminan en
otra dirección (no se puede decir contraria, pues eso sería muy
específico, pero sí diferente)1.
La poesía sólo les sirve para justificar sus reuniones y creer que
hacen algo. Son niños perdidos que se creen en Neverland
y siguen a un Peter Pan intermitente2.
Mencioné que el título dolía, pues uno –estudiante
de letras/lector/escritor/poeta/artista/humanista (en el mejor de los
casos)– puede identificarse fácilmente con alguno de los
personajes o logra reconocer a colegas, amigos y maestros en rasgos,
gestos, frases o ideas tanto de la novela misma como de algún
personaje en particular. Verse en espejos rara vez causa esta
reacción: uno se ríe al verse en espejos que deforman la figura,
pero el reflejo en la novela de Bolaño, bien visto, no es para
vanagloria ni para risa: “Yo” está reflejado allí y ese “yo”
no parece muy distorcionado, parece una calca fidedigna.
Hace meses escuché en
Comedy Central a un sujeto decir que le preocupaba su generación3:
“Hablamos de la situación actual y decimos que es de locura;
entonces, otro grita '¿Sabes qué es de locura? ¡Mi nuevo iPod!”.
Así somos actualmente4:
hablamos de política, en la biblioteca, en la cafetería, en la
casa, para concluír: “la cosa está jodida. Bien, cambiemos de
tema”. Y nos apasiona más una nueva revista que salió (y que
edita equis compañero de equis semestre) o el nuevo libro de equis
saga que sólo el círculo letrado (mi
círculo) es
capaz de entender.
Bolaño dijo que otro
libro de García Márquez era un ejercicio ombliguista. Los
salvajes5
son eso: ombliguistas. Por analogía/transitividad, nosotros lo
somos6.
Los personajes de
Bolaño son otro paso más hacia una decadencia, quizá el paso
definitivo; al igual que la figura del vampiro devino en un ser
risible, asexual, completamente urbanizado, cursi7.
El humanista-artista se hizo un ser completamente desinteresado por
el arte (sólo ansía la fama y la consagración en su círculo) y la
humanidad (si no es su amigo, familiar, entrañable conocido, no
importa). El humanista devino en humanoide que al criticar al sistema
sólo lo reafirma mediante ignorancias de eso absurdo y pedestre: el
mundo. Hombres de letras8,
sin carne, ni huesos, ni cerebro: sólo letras. El rotundo éxito de
meter la cultura de lo eficaz y el progreso a fuerza de lo que fuera
para generar ciudadanos valiosos: bárbaros sin capacidad de interés
por otros bárbaros ni capacidad de asombro por los sucesos que
acontecen; nosotros.
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1 Los
real visceralistas caminan “De espaldas, mirando hacia un punto,
pero alejándonos de él, en línea recta hacia lo desconocido”.
2 Peter
Pan, en realidad es sólo otro niño perdido; el mayor, el líder,
sí; pero tan perdido como los otros a quienes pretende cuidar.
3 Parafraseo
su parlamento.
4 Si
bien, la globalización permite que nos veamos también en la
sociedad estadounidence, así como la generación de muchos males;
también, nuestra gran indiferencia dejó que esos desastres
germinaran.
5 Incluso
en el afán de llamarlo sólamente “Los detectives” advierto
cierta negación del salvajismo, ¿economía lingüística? Sí,
muchos libros se toman por las dos primeras palabras, pero en este
caso prefiero tomarlo por el adjetivo final, que describe mejor el
contenido del libro.
6 Simplemente,
kilos de hojas escritas en ensayos académicos cuyo único lector es
el profesor que imparte la materia. En realidad no nos importa qué
pase después con esos textos si obtuvimos una calificación
aprobatoria decente. Horas de estudios, estrés y lecturas
resignados a la papelera de reciclaje, el tachado en esa parte para
ocupar la otra página en blanco o, en el mejor de los casos, a una
ponencia en la que los asistentes cerrarán los ojos mientras se les
lee un ensayo para dormir; ellos tienen su asistencia; nosotros el
diploma de ponente. Ejercicios retóricos y de análisis destinados
al olvido apenas salen de la impresora o han sido enviados al Inbox
del destinatario.
7 Para
ver esta decadencia sólo se necesita comparar tres figuras
emblemáticas del vampiro para la cultura pop: Drácula
de Bram Stoker, The Vampire Chronicles
(la saga entera) de Anne Rice y la (popular, pero ridiculizado desde
su aparición en el cine) saga de Twilight.
8 Tomo
la imagen de un cuento de Michael Ende donde un hombre formado por
letras se enamora de una mujer de carne. Asimismo, nosotros perdemos
a esa mujer y a toda persona más terrena.
Imante tomada de http://www.sfmission.com/gallery_files/site_pics/San_Francisco/Mission_District/Culture/Mission-Hipster-Bingo-1.jpg
Yo conozco a los D.S, pero de Ciudad Juárez, y ellos sí van con el apelativo, desconocía a los que nos describes por este rumbo.
ResponderBorrarSaludos y letras
No tengo el contexto preciso de Juárez. Lo escribí hace meses desde una óptica pesimista y bastante centrada en la FFyL, en mis amigos, en mí (creo que incluso fue después del congreso en Mérida). Desde entonces y aún como lo veo, la cosa no cambia mucho.
ResponderBorrar¿Qué pasa en Juárez? Si decís que el apelativo les queda (Acordate que hago el analisis de los personajes y por analogía lo traslado hacia nosotros), ¿En qué sentido?