23/9/12

Lujuria

Satán contemplaba siete veces su más preciada posesión. Con todo su cuerpo repasaba una a una las caras del heptaedro; pero, dejaba al final su favorita, aquella por la cual el Cordero de Dios estuvo a punto de perder el cielo: su petit mort durante el suplicio en la cruz.

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