30/12/12

El botón Reset, la opción Restart/Retry

En todas las consolas de videojuegos que conozco existe un delicado y poderoso objeto/opción-en-el-menú-de-pausa capaz de (pseudo)erradicar todos los errores cometidos durante la partida, sin importar cuán absurdos, estúpidos o fatales hayan sido: el Reset/Restart/Retry. Nada más útil y peligroso que dotar a un macarra con el enorme poder de regresar en el tiempo: puede que el imbécil haga todo bien sólo la enésima vez.
Se podría pensar en la no-consecuencia o en que promueve la estupidez del fallo constante, pero no es así: cualquier buen gamer sabe que ese delicado objeto consiste en el último recurso del cobarde: no lo toca a menos que los gráficos indiquen que el programa se ha trabado: muchas veces resulta más honorable (más disfrutable, incluso) enfrentarse al trágico desenlace de la muerte del personaje que recurrir cobardemente al Reset/Retry: resulta incluso más fructífero ver cómo terminan las acciones tras los recurrentes errores antes de re-intentar el puzzle/combate/nivel. Resulta posible pensar mejor cuando se manejan todas las variables (o al menos, a esa teoría nos ceñimos muchas veces).
Por lo que, resetear es justo eso: la esperanza de hacer las cosas mejor la próxima vez, reiniciar el calabozo/combate y enfrentar al enigma/enemigo una vez más con la idea de vencerle definitivamente. Reset equivale a renovación, no a un simple reinicio de máquina que no aprende: el videojugador posee inteligencia (presumiblemente) y sabe qué pasos lo han llevado al fallo estrepitoso. El reset consiste en un oriboros tecnológico, una enseñanza desde el micromundo de gráficos digitales o en pixeles de que en la posmodernidad no todo está perdido, se vale regresar al nivel/calabozo e intentarlo de nuevo.

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