4/12/12

Represión y Resistencia (Pte. 2)

México, 3/4 de Diciembre de 2012
II
“Si así no lo hiciere, que la nación me/se lo demande”. Esta frase importantísima en la toma de protesta, en los labios de Peña Nieto sonó con gran desdén, con tremendas ganas de evitarla, como si la simple idea de que el pueblo le demandase algo le pareciera repugnante: el tono de su voz incluso subió de manera forzada, un temblor en su timbre se delató. La frase la soltó breve, fugaz, para que nadie se diera cuenta de que estaba allí. Demasiado tarde: cada seis años nos dicen lo mismo: “si no lo hiciere, que la nación me lo demande” y, justo ahora, ante una fuerza opresora, incapaz de soportar las críticas, incapaz de negociar (pobre, no sabe), la frase “que la nación me lo demande” nos aflora.
El 1 de Diciembre de 2012, una gran parte de la nación demandó algo: #MéxicoNoTienePresidente (quizá luego retome el punto de esta postura: pros y contras de considerar a Peña o no como presidente –impuesto o no, pero considerarlo presidente– ). La respuesta ante la demanda: gas lacrimógeno, balas de goma, disparos directos a la cabeza. Bien rezaba la frase: “que la Nación me lo demande”. Quiere decir que, o los inconformes no son/somos parte de la Nación o que la Nación puede demandar y el PRI se guarda el derecho de responder como le diese la gana. ¿Quién dice que la hermenéutica no se aplica a la constitución? Al menos, en eso, los colegas de EPN ya hacen escuela.


Nación. El vocablo suena raro. El sustantivo se define por territorio, población, emblemas que lo distinguen, himno, gobierno, cultura, etcétera. Las naciones (pos)modernas (por muy supeditadas que se encuentren a la economía) mantienen un esquema básico de gobierno. En las países que no responen a un régimen monárquico resulta en crimen contra la patria el asumir un cargo noble (por algo Juárez fusiló a Maximiliano en el Cerro de las Campanas, Querétaro).
¿Qué pensar entonces de la famosita Pau Peña? Esta niña suministró chistes y quejas políticas durante la campaña de su padre debido a que, incapaz de soportar una sola crítica, llamó “prole” (uso del lexema con un tono altamente peyorativo). La niña olvidó por un segundo que el proletariado es la fuerza de trabajo, el sostén principal de este país que se va cayendo a pedazos y se mantiene a flote de milagro.
Su última primicia fue autodenominarse “la nueva princesa de México” (Juárez ya habría tomado cartas en el asunto). Vanidad de adolescente, quizá; una ferviente venganza contra la prole marcar su lugar un estrato más alto. Si la pequeña atendiera bien a las clases que su padre con tanto esfuerzo le ha de pagar, sabría que –a pesar del fuero político– el presidente no deja de ser un ciudadano como cualquier otro. Sin embargo, nos recuerda algo: nosotros mismos hemos mitificado la figura del presidente. Si en algún punto exacto recae su poder, está en el imaginario colectivo.
Tanto Pau como Enrique, por muy nobles que la niña quiera, por muy poderosos que los veamos envestidos con sus trajes carísimos y montados en camionetas de lujo, también sangran. La revolución francesa usó la guillotina en contra de los nobles: vieron que su sangre no pintaba azul ni bendecía el metal. No hay que olvidar que el PRI también fue el primero en retroceder el reloj algunas décadas y ya entrados en la moda retro...

En realidad, ¿quién desea más muertes? La ira, el temor, el descontento, la frustración... detonan esos deseos homicidas: entendibles y válidos (según Sade). Sin embargo, la sangre nunca lava nada. Pero, hay momentos en que la confrontación cuerpo a cuerpo resulta ineludible y no queda sino sobrevivir: una colonia de hormigas desintegra fácilmente un saltamontes de tamaño considerable si éstas necesitan alimento.
Con todo lo anterior, PRI/EPN cometen uno de los errores básicos según Maquiavelo: hacerse odiar. Las represiones violentas ya el pueblo las conoce de memoria, el miedo se sufre a diario con asaltos a mano armada, violaciones, violencia de género, impunidad, corrupción, y un etcétera bastante escabroso y amplio. En un país donde el miedo es pan de cada día, ante un abuso más perpetrado por alguien declaradamente ignorante y marioneta no puede/debe detonar sino el odio más rotundo: un pueblo que odia a su príncipe derriba al monarca fácilmente (Maquiavelo).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Deje su huella en la casilla