Para Sophia
Una llamada desde la estación del tren. Ella me llama y la imagino en un andén grande y férrico; paredes color ópalo y una corriente de aire atravesando las vías.
“Quería
compartirlo contigo”.
“¿No
has pensado que las estaciones de trenes son como portales?”.
“Sí,
lo he pensado algunas veces”.
Un
tren es un puente arcoíris que sale de Asgard.
Un
tren es un gusano revivido con shocks eléctricos y suficiente presupuesto.
Un
tren es todo eso y otra cosa.
Un
tren es un tren es un tren.
“Deberíamos
viajar en tren y pronto”.
“Deberíamos”.
Los
trenes también pueden ser hoteles de paso (en todos los sentidos). Tres parejas
por vagón, todas copulando al ritmo de las vías. Dos mirones por pareja y un
depresivo que escucha los sonidos aleatorios de las vías y los gemidos. La
mitad de los mirones lleva un rosario colgando del sexo; la otra mitad disfruta
el espectáculo en vivo. Una de cada tres parejas se entera de que los espían.
No
importa.
La
mitad de los enterados hacen entrar en el juego al que mira y se lucen y se
exhiben. La otra mitad no se detiene pero intenta cubrir púdicamente los
resquicios por donde se cuelan visiones de la piel, sudores, olores y gemidos
(sobre todo gemidos).
Por
desgracia, ninguna vía es cíclica. Siempre hay un punto de partida y de llegada.
Sería tan lindo que todos los pasajeros llegasen (aún los que tienen el rosario
colgando de su sexo), pero quizá (si bien va) sólo la mitad llegue; tal vez
menos.
me encantó :)
ResponderBorrar¡Gracias por leer! =)
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