16/11/14

Llueve sobre mojado


Sábado. México, Distrito Federal: Ciudad Universitaria (CU). Facultad de Filosofía y Letras (FFyL): Balacera que deja heridos a dos estudiantes. Un rozón de bala en la pierna y una bala incrustada en el muslo. En la página de quienes ocupan el Auditorio Justo Sierra-Che Guevara dicen que el hombre herido en el muslo dijo por celular que le habían picado la herida con objetos punzocortantes antes de que la llamada se cortara; si esto es cierto, habían estado torturando al chico, una técnica bastante común entre judiciales.
¿Por qué hacer esa escena en la FFyL? El comunicado oficial de la PGJDF dice que oficiales fueron a investigar el caso de un celular robado, cuando en toda CU se dan casos de robos de carteras, celulares, de autopartes y accesorios de motocicletas, de abuso sexual adentro de las instalaciones, y jamás se dignaron a poner un pie para realizar la averiguación pertinente. Los servicios de “Auxilio UNAM” brillaron por omisión; en la Facultad de Psicología se justificaron con “Pasó en Letras, le corresponde a Letras”; carros de este cuerpo de auxilio ignoraron al estudiante herido con la salida fácil: “ya lo reportamos”.
Este minishow tiene pinta de provocación (in)directa (semejante a la quema de un metrobús o a la quema de una puerta) y que un elemento encargado del montaje perdió los estribos: sacó su arma y comenzó a disparar por temor. Esta noche se desata otra escena: barricadas que bloquean la entrada a CU y encapuchados custodiando.
Dos heridos para una pantomima que cubra fosas interminables en la búsqueda de 43 cadáveres; la punta del iceberg de un territorio que más que país es un cementerio. Las autoridades, nuestros padres ausentes que tan sólo buscan en nosotros un reemplazo de sus órganos marchitos.
No hay rector. No hay presidente.

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