New
year, new me (?). Año nuevo siempre trae consigo el
signo del fénix en la frente; todos recuperan la idea de poder cambiar, de
iniciar desde cero para hacer las cosas bien. El 31 de diciembre equivale a
presionar Reset.
El 6 de enero, en estos
lares, remite obligadamente a la infancia, a querer despertarse temprano para
descubrir que un pedazo de papel dentro de un zapato desapareció para
materializar todas las palabras escritas.
Al menos yo sí deseo
volver a ser un niño.
Hace dos años me regalé
este espacio para disciplinar la escritura; en cierta medida ha funcionado como
ejercicio; el año pasado, al menos al final, se tornó demasiado atribulado. No regrets. Este año, en el plano político
no pinta nada mejor. Nos faltan 43 y nos sobra sexenio.